sábado, 7 de abril de 2012

A través de la nebulosa azul del pensamiento...

Abriéndome paso en la nebulosa de los pensamientos…
era un intruso más en mi propia cabeza.
Como si aquella amorfa sustancia cósmica, fuese el fantasma brillante y visible de un plano alterno y muy lejano, el cual yo no debía conocer.

Hologramas de las personas que conocía aparecían de repente en cualquier sitio y desaparecían con la misma facilidad, en aquel oceano de color azul zafiro.
Pero yo seguía mi camino en la nebulosa fantasmagórica de los pensamientos.

Algo retumbaba en los cielos.
Si bien todo simplemente era una formación hecha por la extraña neblina, aquella que llegaba aun a lo más alto, me parecía que había un cielo con "nubes" esponjosas. En el medio de aquel ambiente de confusión, mi "cordura" me obligaba a contener una estructura, me obligaba a formar un camino, a que haya un suelo y un techo, y un espacio sináptico entre los dos. Pero todo era muy confuso.

Empecé a caminar con miedo, lo que parecía divisar en la distancia no era nada alentador. 

Las personas que aparentemente conocía, se volvían mas extrañas aun, y reían quizás de mí, sus rostros no eran tan nítidos. Yo los cruzaba, y las figuras se retorcían y convulsionaban, con movimientos exagerados de cabeza rápidos, de un lado al otro como si se fuesen a desnucar. Otros parecían estar en estado catatónico, pero solo era una impresión, nada era seguro. Aquellos rostros eran ilegibles. Así fui pasando uno por uno hasta completar los cientos.

Allá adelante me esperaba lo que uno podía pensarlo como un rostro siniestro. Era enorme. Y sus rasgos si bien era mucho más desenfocado que lo que podrían ser los rostros de las personas conocidas, tenía una boca grande sin labios con una risa maligna. No tenia tampoco dientes, en si no se veía en las profundidades de sus fauces. Tenía cierta tensión en los músculos de su cara. Cada paso se volvía más oscuro, aquel rostro era la misma oscuridad personificada.

Mi corazón se acelero y me enteré que tenía más miedo que nunca. Entonces me frené.
  Por qué aun viendo aquel rostro yo estaba acercándome? no tiene sentido…
Ahora era un poco más nítido, me seguía sin gustar lo que estaba viendo. Si no fuera porque estuviera oculto por aquella "neblina”, aquel polvo y gases nebulares de tonalidad azul, yo estaría corriendo hacia atrás.
Me detuve allí, por unos segundos divisando el "paisaje", aquella cara gigantesca que parecía ser el final del camino, la cara del miedo obstaculizando la inmensidad.
No quise saber más, y me di la vuelta.

 El supuesto camino tenía ahora a los costados, unos árboles. Pero estos parecían ser parte de aquella neblina que tanto me asombraba, mas bien no eran árboles hechos con su propia materia sino que eran una formación del “caos nebular”. En la punta de sus hojas contenían pequeñas luces al igual si estuviesen posadas luciérnagas.
En ese momento sentí que de un cuento de terror pasaba a un cuento fantástico y lleno de magia.

Una sensación me inundó y me pareció que jamás podrían quitármela. Quise ver a los ojos del rostro de mi espalda. La misma, seguía riéndose, pero esta vez me centre en sus ojos. Entonces lo entendí. Detrás de la aberración de la revelación, a pesar de su espantoso y horroroso gesto facial, tenia oculto mucho dolor, sea lo que sea, supo que me di cuenta de lo que escondía, y ya no rió más.
Se me pusieron llorosos mis ojos y los de aquella cosa también. Entonces ahora sí me atreví a atravesar el bosque mágico, allí en la nebulosa azul de los pensamientos.

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