Por alguna extraña razón,
sentía la sensación de querer salir de allí, de escaparse de su casa, de realizar
su "acción productiva del día", como quien se desespera y enloquece por el
encierro. Aunque no era que lo obligaban a quedarse, de ninguna manera. No es
que estaba inhibido en su libertad. Quizás si salía… pasara “algo” pensaba él...
Algo que lo haga restablecerse como persona equilibrada.
A veces sonreía de lo
estúpido que era pensar así, de esperar simplemente algo. Tener la esperanza.
Pero no es que él se haya quedado de brazos cruzados para luego esperar ese
algo como un sinvergüenza. Ya había intentado bastante, hasta el hartazgo,
hasta el cansancio.
Sin embargo, las ganas lo llevaron aun cansado.
Unos minutos más tarde,
sin tanto planteo ni preparación, estaba tomando frio afuera, aguardando el
colectivo para ir a su destino. La misma localidad de siempre a unos 15 o 20
minutos de viaje aproximadamente desde su propiedad.
Él, llegaría y entonces…
y entonces…
Qué podría hacer?... se
quedo meditando muy enfocadamente.
Visitar a sus amigas???
Consecutivamente se le
aparecieron imágenes a su vista, como una puerta que se abre cuando estamos
intrigados de saber lo que hay del otro lado.
Esto lo llevó a un camino
de pensamiento donde no importa lo que hiciese, muy probablemente nadie vería
su gesto como amable. Seguramente lo intentarían evadir con excusas. Luego resurgieron las
preguntas meticulosas y sutiles de sus padres, o aquellas afirmaciones que quedan como espinas clavadas, de cualquier
manera, dolorosas, muy dolorosas.
Pensó entonces en hacer
alguna jugada arriesgada, divertirse con la presión y los nervios, pasar lo
restringido, regresar a hacerle frente a sus fracasos. Pero se asusto del
dolor.
Se fijo a sí mismo y.. y
no tenía resto para nada, a caso ya no era suficiente?. No podía cometer otra
estupidez. Bastante que tanto dolor sentía ya.
Entristecido por su
situación, de sentirse limitado por todos y por todo, se dejo estar y descaso,
no cerrando sus ojos, mas bien, apoyando su cabeza contra la ventanilla
mientras veía al mundo.
Se bajo del colectivo y
el frio lo apuñalo de nuevo. Unos segundo se quedo quieto, desarrollando alguna
idea, gestando lo mejor que podía de sí, pero se freno, una y otra vez pasaba
lo mismo, llegaría un punto donde cada uno de los pensamientos venía acompañado
de espasmos de dolor.
No podía permitírselo,
con un fuerte impulso que le hizo cerrar sus ojos movió sus piernas.
Entonces caminó, con paso
firme y a una velocidad que parecían querer embestir sus más profundos miedos.
Después de un momento su
paso se tranquilizo. La vista dio lugar a nuevas casas y lugares nunca antes conocidos.
El barrio era hermoso,
con casas de sueño iluminados perfectamente como si la noche las hiciera más
especiales. Y en muchas de aquellas viviendas se podría decir que él hubiese
querido pasar el resto de su vida. Crecer felizmente junto a una buena mascota.
Su fantasma se hizo presente, estaba en aquellos patios grandes delanteros
antes de dar a las entradas, corriendo y jugando con un perro, pisando el pasto
tan verde.
El frio que sentía se
hizo mínimo dejándole de molestar.
Estaba más concentrado en los detalles que divisaba.
A las casas se le sumaron
los árboles con diversas formas, y sus ramas dando a “un cielo más lindo a través
de ellas”. Hasta que sintió como un aire de rareza, invisible, caía en el
suelo, incluso cambiando el pasto verde que separaba la vereda y la calle.
Se dispuso a rellenarse
con él, e inhaló como el mejor sorbo de agua cuando se tiene sed dejando
posteriormente un suspiro que se materializo por el frio.
Unos metros más adelante
pensó en girar en la siguiente esquina ya que alejarse tanto lo perdería. No
era de buena memoria.
Dejó con su mirada
aquella casa más vieja que las demás, aquella casa tan vieja
que desentonaba en aquel lugar, entonces vio a aquella persona justo delante de
él pero a unos metros. No pudo distinguir bien, pues solo llegó a notar como
giraba justo en la misma esquina en la que él mismo se dispuso a doblar. Esto
no le pareció nada extraño. Cuantas veces le habría pasado lo mismo? No podía
contarlas con todos los dedos. Simplemente una persona que no había notado
hasta estar más cerca se dejaba de ver por haber doblado en la esquina.
Si, le pareció algo más
extraño cuando después de dos minutos fue por el mismo camino y
consecutivamente no vió a nadie en toda la vereda. Pero nada del otro mundo,
eso también le había pasado tantas veces. Era que solo la persona habría
avanzado más rápido hasta perderse, o incluso cruzar del otro lado de la calle
para girar nuevamente. Nunca nadie sabe, en todo caso podría haber ingresado a
su casa, por qué no.
Entonces siguió
tranquilamente a penas con un gesto de ceja levantada.
No fue entonces hasta la
siguiente esquina donde volvió a ocurrir lo mismo. Distrayéndose con alguna
hermosa casa había sacado su vista unos segundos para luego ver a una persona,
hombre o mujer, no podría saberlo, pero con aquel saco negro y las manos en sus
bolsillos. Se notaba por la posición característica de sus codos generalmente puestos así
justamente para colocar las manos en los bolsillos.
En ese momento si le pareció
extraño.
Para colmo poniendo
atención a aquella figura mientras caminaba en automático, se dio cuenta que se
había perdido de tanto doblar en las esquinas, como si sus piernas hubieran
querido hacerlo.En un isntante para el otro se encontraba en el medio de un barrio, sin un minimo conocimiento de donde estaba el camino de regreso.
Lo que era aun más raro
era que, no volvía a ocurrir aquel fenómeno hasta que no planeaba concretamente
en que cuadra doblar, entonces no sabía cómo, pero de algún lado aquella figura
reaparecía y giraba allí, donde él iba.
Esto le produjo una
“contracción psicológica”, un terror de lo extraño del momento.
Parecía que estaba siendo
perseguido por “alguien”, esa sensación era justo la que sentía en sus adentros.
Sin embargo, si uno lo pensaba mejor, parecía él el que estaba persiguiendo a
aquella “persona”.
Si era un fantasma… como
podía perseguir a las personas haciendo que estas la persigan? Él, notaba lo
extraño que era aquel planteamiento, era contradictorio, era ilógico.
Llego a detenerse
asustado, agitado, intentando retener el aliento que se le iba.
No podía hacer otra cosa
que seguir y volver a su casa.
Después de unos minutos
con el corazón en la boca, esperando ver aquella figura nuevamente en cualquier
momento, encontró el camino. Este le pareció conocido, era por el que había
comenzado aquella mini aventura, solo debía seguir hasta la cuadra donde se
elevaba el muro en la esquina, allí doblaría y llegaría a la bendita avenida.
No sucedió más nada entonces. Antes de llegar a la avenida miró por sobre sus
hombros extrañamente, intentando recobrar aquel sentido, fue su imaginación o
fue real.
Había llegado a su casa y
no pudo entender lo que había pasado, tal vez nunca lo haría.
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