martes, 14 de julio de 2015

Mintiendole a la verdad...


Se despertó extraño aquella oscura y triste mañana.
Le pareció que su mente se habría expandido por la noche, como un órgano pudiendo trabajar el doble de su capacidad. 
Lo sintió así en su ser, en esa claridad inusual que de repente tenía, o aquellas razones confusas encontradas en cada detalle de las cosas. En concreto, su sensación era encontrarse en un mundo diferente y mas grande, uno nuevo totalmente peligroso. Tuvo la impresión de estiramiento, de algún cambio estructural, de ensanchamiento, de corrimiento en lo abstracto de su existencia; algo no estaba en su lugar original y no tuvo mas referencia que aquel concepto de "mente" que tanto escuchó mencionar en las clases.

SI intentaba razonarlo vivía un sueño donde estaba cayendo en una galaxia, mientras esta se movía hipnoticamente tragándolo en la inmensidad con su boca demoníaca.
Estaba en un estado de profundidad, donde no paraban de venirle imágenes creativas a la cabeza.
Fue por eso quizás que se dirigió pensativo después de prepararse, hacia la estación, a unas pocas cuadras de su casa. Le sugirió imprudente haber hecho el tramo hasta allí sin ninguna clase de conciencia sobre si mismo, hecho que lo asusto pues podían interceptarlo unos vándalos.
Simplemente apareció, en aquel lugar esperando al tren.
Extrañamente no había ni un alma.

Los parlantes anunciaron con una voz femenina algunos cambios en el servicio de trenes que él no le presto atención. Fue un mísero ruido entre la quietud.
Por fin, llegó el tren después de veinte minutos, con su sonido característico invadiendo el ambiente. El sonido se virtió en el vacío y lo llenó tanto que salpicó fuera.

Ingreso esperando encontrar personas. Pero por el contrario a sus expectativas, no había nadie.
El viaje lo sintió tranquilizador, lento. 
Al bajar fue directo hacia la parada del colectivo.
Una vez este freno frente a él, subió casi automáticamente mientras su mirada se perdía en ocultos paisajes detrás de la realidad. Su mano se movió sola para dejar la tarjeta consumir sus últimos pesos invisibles en la lectograbadora. Se sentó en el ultimo asiento y cerro sus ojos. Sus sentidos le enseñaron otras perspectivas.

Camino los pocos metros que le quedaban para llegar al trabajo.
Aunque inspeccionando descubrió la falta de presencia de las personas conocidas haciendo su labor como casi todos los días.
Allí fue cuando una espina se clavo en su pecho. La extraña sensación no era solo una extraña sensación.
Quien lo había llevado hasta allí?
No pudo ver al maquinista del tren, ni tampoco al chofer del colectivo, había estado demasiado pendiente de los pensamientos... las imágenes fugaces le daban la pista de algo moviéndose adelante en el colectivo, con una caballera gris larga, pero imposible de distinguir claramente... volviendo a los recuerdos anteriores tampoco se lo entendía bien, haciendo el recorrido de nuevo cuando ingreso al transporte, ahora le parecía como si la persona seria una masa amorfa cubierta de trapos sucios, sin ningún rasgo dándole a entender que era humano, pero posiblemente eran malas pasadas de la imaginación.
Ahora estaba perdido en aquel lugar reconocido... hizo fuerza para despertarse aunque estaba despierto... 
Quizás era cuestión de crear los siguientes pasos a partir de ideas... quizás era cuestión de imaginar que aquello no era real y que estaba soñando para trasformar lo concreto y real en un sueño y recién allí podría estar tranquilo y abrir de nuevo sus ojos.
Mintiéndole a la verdad. 

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