Es facil despreciarse cuando no alcanzaste, cuando no llegaste, cuando fallaste.
Aun estoy aprendiendo a valorar el esfuerzo que supuso perder. Verse al espejo y respetarse, ver en retrospectiva entiendiendo tu postura definida en base a las circunstancias momentaneas.
Descubres lo humano, y lo poco especial que eres. Que esa piel seca que recubre la herida ya experimento el filo. Que no soy completo sino partes atrapadas de un suelo frio, en un juego de piezas encastradas y pegadas desprolijamente con cinta en un intento provisorio en la carrera por alcanzar al tiempo que siempre va delante.
Cuando piensas en las consecuencias no es simplemente una mascara rota en el suelo, se le sumaba un escudo estropeado por flechas perforantes, una espada quebrada y las manos envueltas en un profundo vacio... aquellos dedos se mancharon con su tinta, que impregnadas de esa sustancia incorporea e incomoda ahora dejan su huella marcada en las mejillas suaves del tiempo, que no veran ni se tomaran la molestia de sumar en otras experiencias. Sere solo una idea susurrada al que se le dio vuelta la cara. Aquella palabra cortada en los labios del timido de la clase que quiso empezar a decir algo pero que nadie lo oyó.
Puedes quejarte por siempre que este es el mundo en el que en realidad no te tocaba caer. Pero sin embargo... intentas hablar, hacer las pases. Hacer que sea habitable. Encontrar la magia
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