Hace tres días me enteré de una mala noticia. Un amigo de la infancia había fallecido. Las sensaciones fueron varias. Sorpresa, tristeza, desesperanza. Pero también... estaba lo otro. En las condiciones que ocurrió, los últimos días no creo que él haya recordado esos momentos cuando jugábamos juntos al futbol. Menos que se acuerde de mí. Es cierto, nuestras vidas estaban... distantes. Se siente extraño ver cómo algunas cosas van pasando y las personas que más uno estima se van descontaminando de nuestra persona. Hasta que un día, puedes transformarte en un extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario