viernes, 24 de diciembre de 2021

 


Hace algunos meses me encontré con esta escena en un juego en donde Yoimiya, un personaje secundario dentro de la historia principal, se quedaba viendo los fuegos artificiales brillando en el cielo nocturno.

Es una obviedad que guardaba una belleza particular, donde uno siente que la magia y la felicidad se alzan por sobre las cosas malas.

Sin embargo en esa mirada había un aire de nostalgia.

Ella era la creadora de fuegos artificiales de toda la ciudad. Y por consiguiente sabía muy bien las historias de toda esas personas que le pedían la pirotécnica. Los había ayudado muchas veces y era por ese motivo que, siempre se encontraba apurada por todos los preparativos antes de las fiestas.




Pero una vez miro al cielo y vio... los colores, supo que no estaba viendo simples fuegos artificiales, sino los deseos mas intensos de todos.

Aquellos dos amigos que se habían distanciado y prometieron reencontrarse alguna vez. Una pareja de ancianos que se habían propuesto matrimonio hacía 50 años en el día de las fiestas y que siempre celebraban su aniversario con los mismos fuegos artificiales. Y otras tantas historias desconocidas por el resto del mundo y que encierran solo a sus implicados.




Como Yoimiza había creado cada fuego artificial sabia por su color, forma y componentes cual era de cada quien. En aquellos destellos que iluminaban el cielo había puestas muchas esperanzas. Y me pareció sin lugar a dudas una de las historias mas preciosas dentro de Genshin Impact. 




jueves, 23 de diciembre de 2021

 

Juguemos a ser grandes,

Armemos nuestros castillos enfrentados para derribarse,   

con ladrillos de cartón y puertas de plástico,

con agujeros siendo ventanas 

y un paraguas formando el punto mas alto, 

Siendo la cúpula de nuestra torre de homenaje.

En donde podamos escapar para que el enemigo no nos atrape.


Coloquemos nuestros reinos 

en el medio de un largo prado 

o en una colina ciega de lo que alrededor ha pasado, 

Donde nos rodee un bosque en el que se esconden los gigantes. 

Y la magia chispea en el aire,

dejando el ambiente electrificante, 

Un bosque en donde 

los poderosos arboles de antaño

se han despertado enojados.

O donde los duendes trabajen

escuchándose murmullos lejanos,

 

Refugiémonos en nuestro sueños

Armándonos con flechas de sonrisas

y catapultas con rocas de trapo.


Protejamos nuestro cuerpo 

con la armadura de un abrazo.

Sentémonos en el trono triunfante

que nos han regalado con tanto cansancio,

aunque sea una destartalada silla vieja

que no podría quedarse quieta

ni aunque la amarremos de pies a cabeza,

y miremos a nuestro dominio desde lo alto

levantado con las manos de nuestras ideas mas certeras.


Combatamos hasta que alguno caiga rendido

Pidiendo piedad en el piso 

por las cosquillas en nuestro ombligo

o por caernos cansados de tanto correr sin sentido

 

y descansemos por la noche

arropados con el manto de nuestra reina,

donde los miedos se alejan,

con cuentos de dragones

Surcando los horizontes

dándole forma a las nubes,

llenándonos el universo de hermosas formas y colores.

Y despertemos al día siguiente

para erguirnos sobre nuestros propios pies

Reacomodando nuestros huesos dolientes, 

Veamos allí la marca en la pared,

Que hemos dejado sin querer,

Y los centímetros queden varados 

a un tiempo que los vio crecer pesados,

Las memorias quedaran indefensas

Sintiéndolas como experiencias casi ajenas.

 

Juguemos ahora a ser niños...

Aunque nuestros escudos estén destruidos

y nuestro castillo de cristal se haya roto en añicos


Peguemos con cinta el corazón

y armémonos de valor

por mas de que ahora nuestro enemigo no sean nuestros amigos

y quiera realmente matarnos simplemente por estar vivos.


Seamos reyes sin coronas 

blandiendo nuestras espadas de telgopor

como si fueran las mas poderosas en toda la creación,


Refugiémonos en la calidez de las esperanzas

traídas por los días venideros,

Y sonriamos con lágrimas en nuestros ojos

aunque nos quieran quitar los sueños,


Gritemos de felicidad en la agonía

y brindemos con el licor rojo 

vertido desde la botella de la cicatriz en la copa de nuestra mano,

o bebámoslo directo de nuestros labios.


Abramos la celda de la locura

con la llave amarrada en la raíz de nuestro corazón.

Escuchemos la canción del bardo

que se había perdido tras el bosque encantado,

Veamos nuestra ciudad arder

con el fuego de nuestra ira crecer, 

y barramos las cenizas

que nunca estarán dispuestas a ceder.


Salgamos a ver las primeras luciérnagas encenderse 

Bailando con sus amigas al acercarse alegremente,

viendo el reflejo del lago... 

intentando imitar las estrellas


Ganemos... aunque las horas digan que hayamos perdido

Y muramos con el honor corriendo por nuestras venas.