viernes, 18 de noviembre de 2022


Eso era lo que se sentía. Justo como él lo había imaginado. Tan cierto y fuerte que hubiera preferido no conocerlo. 

Estaba quebrando su cabeza al punto de escucharse crujidos, y tuvo que apretar los dientes para contenerlo amargado.

Nada bueno podría venir de aquella experiencia, ni siquiera un aprendizaje o una superación que lo haga mas fuerte.

Era molesto para él anticiparlo y aun así ver que se le acercara tanto.  

Los contrastes se abrían en las nociones, y las advertencias le contaban sobre el mundo que había fuera.

El dolor en la sien apretada se movía en conjunto al reloj de aquel salón que, en vez de hacer movimientos circulares de lógica interpretación, se retorcía como un gusano.  

Las voces llegaban del fondo. La fiesta aglomeraba un grupo de amigos desinteresados de cualquier otra cosa que no sea la diversión del momento.

Era extraño ver cómo se perdía el tiempo, y con el tiempo se hundía cualquier sentido. 

No sabría si fue primero que algo externo se contagió de lo desconocido o si el problema nació de él, y que se expandió hasta contaminarlo. Pero por consiguiente hubo un error de arrastre.

De dentro hacia afuera? de afuera hacia adentro? o los dos a la vez? los dos a la vez?... los dos a la vez... los dos a la vez.

Se dio cuenta rápidamente que no era igual a siempre. Algo lo mantenía sumergido en un ambiente asfixiante. Otras veces podría haberse relajado imaginando cualquier cosa. Siempre lo salvaban las fantasías. Pero en ese momento, ninguna idea se le vino... y cualquier intento se quedaba atorado en alguno de sus procesos. No llegaba a proyectarse nada. Nada aparte de una vista astral de su imagen, de su estúpida imagen como si algo disfrutara mostrarle la manera en que se perdía cada vez más hasta notar aquellos ojos húmedos y vacíos. 

En vez de ser punzante o parejo, se disponía  in crecendo. Con notas dictadas por un maniaco director de orquesta. 

Quiso dormir en la brisa, y desvanecerse... acompañando los ecos de la memoria si es que algo de eso recorría las calles que alguna vez pisó. Y suspirar por ultima vez en el núcleo. O reverberar en su sinapsis. Vibrar en su voz. Despertar en su misterio, escribir en su hoja desde su mano o hablar en el silencio.

Aunque ese instante lo había atropellado se dio cuenta en la marcha, mientras desesperaba, que el momento no iba a esperarlo, nadie iba a esperarlo... 

El interior era... como estar afuera perdido en el espacio... y el exterior era... falso. Por primera vez los dos terrenos fueron igual de aterradores. 

Y mientras el contacto de la naturaleza lo consoló, pudo notar lo diferente y antinatural que podría ser permanecer allí encerrado. 

Dentro la casa estaba desbordada de personas saltando. Ajenos a la sombra que los había atrapado. 

Aun se marcaba la intensidad palpitando. Disminuyendo lentamente por sus venas, incomodando en cada parte de su cuerpo, desparramando su interior.  Recién estaba tranquilizándose del ataque que lo sobresalto.

Como si los músculos estuvieran embotados. Como esa sensación cuando se filtra agua en tus oídos y al golpeártelos escucharas que acoplaran y las vibraciones viajaran a cada extremo. Esa sensación a sentirte pero a la vez sin hacerlo. 

El efecto del golpe permanecía. No podía hacer mucho para ayudarse. Y mientras sentía eso solo podía aguardar a normalizarse aunque se le vaya la vida en el intento.

Las palabras poco a poco comenzaron a venir en su llamado y lo abrazaron. Se enrollaron en un comienzo por sus brazos y se deslizaron hasta llegar al tronco, por ultimo subieron a su cara donde pudieron acomodarse acariciando su mejilla y así él pudo dejar su peso descansando en el contacto.  



No hay comentarios:

Publicar un comentario