Hay personas que piensan sobre el sentimiento del odio como algo incorrecto… como un mal que debería ser sacado… como si el error seria odiar o peor aun asignándolo al diablo. Yo creo que están equivocados, el entendimiento y la superación de ese sentimiento es necesario para el crecimiento personal.
No puedo dejar de interesarme en cómo actúa el odio, en cómo deja un espacio para la planificación. ¿Alguna vez odiaron?, ¿ No sintieron como comenzaban a planear las acciones consecuentes al encuentro de la aquella persona odiada?. No es necesario pensar directamente en su muerte, pero si en un mal generado. Puede que sean pensamientos destructivos pero lo veo totalmente importante para que una persona entienda que las resoluciones a veces no tienen que ver inevitablemente con la persona odiada, esas limitaciones “a partir de” que nos ponemos siempre están en muchísimos ámbitos, pero es un motivo que alimenta en el caso del odio, produciendo que dicho sentimiento pueda ser potencialmente peligroso. Al sentir la amenaza odiamos, nos limitamos nuestra solución por actos o consecuencias de la otra persona. Pero es acá cuando un crecimiento significativo puede alterar nuestro estado, ya no viendo que la respuesta siempre está en la destrucción de la otra persona, sino que tiene que ver con un cambio en la estructura de nuestro propio pensamiento. Nuestra propia destrucción por decirlo de otra manera. Eliminar la impotencia y encontrar diferentes salidas no solo socialmente aceptadas, sino aceptadas en nuestra ética.
Odiar es un mecanismo de defensa y tiene que actuar cuando es necesario. Si no odiáramos moriríamos de sufrimiento, porque este sentimiento elimina el dolor. Si, podemos estar desesperados, si, podemos enloquecernos imaginando el error que está cometiendo la otra persona no valorándonos en este preciso momento, pero se elimina el dolor con una actividad cerebral vertiginosa. Aunque… uno no cambiara nunca aquel odio por el crecimiento personal si no entiende un poco más el papel que uno juega, no victimizándonos, sino reflexionando aquello de nosotros que pudo producir ese mal momento, aquello que eludimos asignándolo a otra cosa.
Es muy interesante observar una persona que contiene odio. Y cómo se pierde en sus planteamientos, incluso uno puede comenzar a hablar, y a veces solo a veces ver que las palabras soltadas contienen cierta lógica sorprendente. No veamos solamente el caso de asesinos totalmente desequilibrados, veamos también aquella otra parte totalmente atractiva. El hablar y notar que la otra persona está completamente consciente de cada reflexión asimilada, los cabos encajan perfectamente en toda su explicación. Y es que todo está bien, incluso el odio puede llevarnos a altos niveles de profundidad de pensamiento. Pero es que tal vez, solo tal vez, algo falta… y es que esa persona que odia, se frene tan solo por un instante, se vea odiando y entienda lo hermoso de aquel sentimiento, y en cómo puede transformarlo de una manera impensada.