miércoles, 18 de septiembre de 2013

El rincón vacío...





Las hojas eran empujadas por el viento aquella tarde de jueves nubloso
en la esquina solitaria de Linkgardt, la "calle perdida". 
Mientras, las horas pasaban sin prisa, trayendo vientos de melancolía que arrugaban el alma a las cosas vivas y despertaba en todos una incomodidad de sentirse perdido en sus adentros.
Un farol apartado estaba observando como aquel sector había quedado solitario... 
En esa perspectiva y en ese ambiente... se podía uno relajar de las obligaciones y percibir un gran espacio caracterizado por su prolijidad y belleza natural, brindado por el verde pasto tanto así como por los árboles además, por supuesto, de las exquisitas casas... 
El farol, incluso por primera vez comenzaba a fijarse en el camino, más allá de su estructura paralela y ordenada junto a la calle... podía notar como se marcaban las líneas de separación entre las baldosas. El tiempo que había acrecentando unas pequeñas malezas de pasto entre las mismas. Así mismo había picado el material aquí y allá en su devoción por el arte de la ruina o de la eternidad inspirativa. Todo se podía apreciar con mayor detalle.
Y era extraño ver cómo estos detalles se encienden cuando la soledad reposaba en las inmediaciones de su vigilancia...
...Ahora, flotaba un papel arrugado en la calle de asfalto impecable...
pero ni un auto aparecía haciendo el ruido al que tanto se había acostumbrado.
Se sentía triste por aquel rincón vacío...
Seguramente aquel rincón donde un banquillo se había instalado, supuso, estaba llorando...
Pero hasta para el farol... la idea del sentimiento del rincón era como una ilusión, un simple pensamiento que se desprendía desde algún origen... No seria él el solitario??
Aquel pensamiento, era como empezar a creer en fantasmas... 
cómo el espacio mismo contendría sentimientos de tristeza? Era lo mismo decir que existía un plano alterno especial.
El farol podía experimentar las vivencias que pasaban como remembranzas caídas del suelo por los viajeros. Por qué habría una tan distinta a todas? Eso le brindo un secreto. Tal vez hay algo más.
Entonces al lamentarse por el rincón estando así, rápidamente se le ocurrió algo...: 
encendería su luz antes de lo habitual, en una hora impensada.. así le demostraba a aquel pobre rincón que alguien lo acompañaba en su desdicha. Ya de por sí desde el simple hecho de la conciencia de su soledad suponía una compañía en secreto que podría llevarle algo de paz.
Pero la noche había pasado y el frío aparco en el asiento del triste rincón de Linkgardt. 
Quizás había muerto sin que se haya dado cuenta comenzó a suponer...
Quizás aquello invisible no estaba más y ese era el por qué de aquel extraño sentimiento amargo...
La tristeza lo invadió ahora a él y la soledad también. Se comenzó a olvidar de a poco encender su luz...
Más no pudo recordar cómo hacerlo y se quedo lamentando la muerte de su espacio ahora faltante...
Ahora un nuevo espacio había nacido... y era joven y tenia más energía.
Pero jamás podría ser igual...












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