Si al menos tendría una mínima chance podría arriesgarse sin quejas.
Aunque la realidad lo asustaba y el pasado lo miraba de reojo asomándose desde aquel callejón oscuro y siniestro ubicado en la esquina de atrás.
Desde aquel día había estado reclamándole a sus sueños que no derrochen sus esfuerzos.
El impacto fue tan fuerte que lo dejo con el choque retratado en su cara, con el gesto retraído, afectando a su constitución con ese viaje indoloro que atraviesan las mentes que no terminan de interpretar el conflicto.
Podrías entenderlo si captaras la misma inconsciencia y cada tramo de irrealidad cuando tu cabeza es enviada hacia atrás por el efecto de una bala atravesando tu cerebro justo por el centro. Casi desmembrando un instante, haciéndolo eterno en una secuencia transitiva con el cambio sutil de un arrebato de vida, con el impacto profundo y brutal reflejado en un acontecimiento en cámara lenta. Tan rápido para que el efecto retardio de la mente llegue a anticiparlo. Tan importante como para que nadie se de cuente.
Podrías ver el gesto opuesto en su suspiro muerto una vez el camino fue abierto de extremo a extremo empezando desde su frente.
Aquella nebulosa de sentidos tan abstractos donde las sensaciones no funcionan.
Trabado solo en el impacto.
Casi como si se desdoblara su alma para lograr tomarse de los pelos.
En su nuevo mundo siempre lo perseguía un personaje muy extraño.
El tenia el semblante de un hombre cuarentón por lo poco que podía apreciarse.
Simplemente aveces lo perseguía a él. O en otras ocasiones lo encontraba accidentalmente. Siempre de la misma forma. Con la palma de su mano tapándole la cara en un gesto eterno de lamento, de amargura. Cómo podía ver, cómo sabía donde se encontraba?
Tanto era así como para pensar en que tal vez aquel hombre tuvo la desgracia de que un loco le pegara su mano en su cara.
El paisaje no se hacia feliz... pronto miles de figuras extrañas comenzaron a aparecer cabizbajos en los rincones y la niebla tomo papel principal adaptando el ambiente a algo parecido a un limbo.
Y mas tarde esas figuras tomaron la costumbre de señalar con sus manos al horizonte.
Como si algo se acercara.