Una mancha oscura arruina el armonioso y calmo diseño del paisaje fantástico de Arash.
Vuela con oscilaciones bruscas, rápida, furiosa.
Mientras la noche se ilumina con la magnifica luna llena, de inusitada cercanía y con esos tonos azulados de intensa calidez, el humo negro comienza a bajar hasta el suelo desde el otro lado del rio Drignis donde nacía una gran ciudad.
Los arboles decrépitos se mecen a su paso arrugando sus cortezas tal si un gélido frío los azotara con sorpresa, marchitándolos.
Finalmente se esparce tocando la superficie y despliega una serie de siniestras sensaciones que recorren las vertebras invisibles de la existencia.
Del humo negro sale una forma y de esa silueta emerge él con una sonrisa en el rostro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario