domingo, 2 de abril de 2017

Extenso


En un momento del día me encontré ahí, parado y quieto, mirando el cielo nocturno en la entrada de mi casa.
Fue un aluvión de sensaciones intensas tomándome por sorpresa.
Lo primero que logré percibir fue el ruido del exterior; autos, colectivos, frenos... perros ladrando detrás de sus rejas. Luego naturalmente hice un viaje imaginativo a sectores donde nadie estaría mirando... 
Un grupo de amigos de barrio, en una esquina sentados, hablando de todo, contándose 
la vida. Sin idea de lo que estaría por acontecer. El barrio los había hecho unidos por la 
cercanía de sus bloques de apartamentos. Aprendieron a quererse, a integrar sus gustos dispares y disfrutar los que tenían en común. Poco sabían ellos en ese momento que eran tan felices y tenían todo el mundo por delante. Poco sabían, que se irían de lo que alguna vez fue su hogar. 
Luego la imagen cambió... la muchedumbre de un centro de alguna localidad siendo concurrido por personas. Yendo a comer, tomar tragos, bailar en boliches, disfrutando en bares. Allí los jóvenes sonreían y se contaban chistes. Un muchacho estaba nervioso por ver a la chica que le gustaba. Por otro lado otra chica miraba con interés a ese chico de pelo castaño, camisa blanca y gestos simpáticos, mientras hablaba con sus amigas sobre él. Tenía la esperanza de acercarse encontrando una oportunidad de que al fin suceda y guste de ella.
Cuando volví, aprecié el ruido de la brisa haciendo susurrar las hojas de los arboles. Todo estaba tan quieto y calmo en el centro, en mi lugar. El mundo era algo extenso, demasiado para captar todas las historias. De alguna manera estaba familiarizado con sensaciones que muchos sentían en ese momento o sentirían en alguno más adelante. Ser el observador es tan... diferente. 

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