domingo, 20 de mayo de 2012

Del caos surge el orden...

Es dificil de asimilar que de la confusión, de la inestabilidad, en fin, del caos, se consigue alcanzar un estado organizado y progresivo. Tal es una de las tesis preferidas de las ciencias, pero muchas veces desconfiamos del hecho que un sistema pueda generar su opuesto.
Entonces, a pesar de las afirmaciones científicas, la gente huye del caos como el diablo acostumbraba huir de la cruz. ¿La vida se ha desestructurado? ¿Negocios antiguos que dejan de existir? Nuevas tecnologías que la gente nunca pretende dominar por completo, aunque un día ¿quién sabe? Cambiar hábitos arraigados es tan difícil como perder algún ser muy amado.
Dejar lo conocido, lo repetido, lo confortable y vivir lo nuevo, lo inusitado, lo desafiante. ¡De ninguna manera! Definitivamente eso sólo puede funcionar en la teoría, porque en la práctica sabemos que la teoría es otra cosa. ¿O será que no?
Al final, ¿qué es el caos y qué es el orden? Nos parece que estamos viviendo el orden cuando mantenemos horarios, procesos y resultados inalterados, pero eso sólo conduce al caos de la insatisfacción (que extraño, ¿cómo es posible estar insatisfecho con lo que se eligió en la vida? al desorden de la alineación, a la conmoción del estancamiento.
Sistemas equilibrados son los que permanecen en constante movimiento. Veamos sino el ejemplo del modelo gravitacional de los planetas, de las bolas multicolores con la que juegan los malabaristas, del vaivén de los vientos y mares, todo es movimiento constante, porque cuando cesa el movimiento, algún desastre ocurre.
¿Entonces el orden será sólo una manera de ver el caos? Percibir que existe una lógica que regula lo que parece caótico. Tal vez, sólo tal vez, nuestra insatisfacción con la vida sea consecuencia de habernos parado en decisiones del pasado y dejamos de integrarnos al movimiento del mundo. Nuestras relaciones de vida se modifican en la medida que la propia vida nunca es la misma. Es difícil aceptar el fin de un ciclo, la parte final de la onda, la muerte, pero sin eso ¿qué otro tipo de caos resultaría?
¿No será el caos el orden natural de las cosas? Tal vez estemos intentando modificar lo que sólo deberíamos aceptar. Dejar la vida rodar al sabor de los vientos, al ritmo de los mares, al capricho del destino, parece una cosa de lunáticos, pero tal vez exista una sabiduría mayor en no luchar contra los hechos. Aceptarlos puede ser el primer paso para vivir en armonía, porque lo que afecta nuestras vidas, de hecho, no son los hechos, sino nuestra relación con ellos. La forma en que respondemos a los acontecimientos y la forma como construimos nuestra trayectoria a partir de un evento es lo que determina la calidad de nuestra vida.
Un mismo hecho puede generar diferentes resultados de vida para diferentes individuos. Si no fuese así, todas las personas que viven con el mismo gobierno, en el mismo momento histórico, con la misma condición económica, obtendrían los mismos resultados. No es así. Cada persona construye una historia diferente, de acuerdo a la forma como cada uno creó su propia realidad, a partir de los mismos hechos.
Es interesante notar que las personas que tienen menos éxito son aquellas que se pelean con la idea del cambio, odian la “injusticia” que se abate sobre ellas, y luchan continuamente para recuperar algo que ya pasó.
Cuando observamos el delicado equilibrio entre las relaciones de causa y efecto, percibimos que la causa en la vida de un individuo puede tener múltiples efectos, dependiendo de la manera cómo lidia con esa causa.
De ésta manera el éxito no es una consecuencia de evitar problemas o desafíos, sino de saber lidiar con todo eso. Eso es el caos, de donde surge el verdadero orden en la vida, el que no impide el progreso.

Fuente:http://www.mujeresdeempresa.com/management/management031004.shtml
(me mató por el link pero en fin es ese no se quejeeen >.<)

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