Sin
darme cuenta estaba recordando momentos vividos que jamás hubiera pensado que
tenía grabados, que nunca hubiera creído que se presentarían otra vez, por lo
perdido y lo distante... tapado entre tantas cosas...cubierto de polvo.
Se
me había vuelto la consciencia de algo… como si me arrojaran a un lago de
recuerdos, donde al instante de estar sumergido en el agua me vinieran imágenes
fugaces y borrosas. Imágenes casi desprendidas hacia adentro por el impulso de
un suspiro.
Y
junto a eso me llegaron sentimientos extraños...
Me
recuerdo acompañando a mi padre un día en el que tenía que ir a hacer deporte.
Normalmente
alguien se bajaría del auto y se sentaría en una banca para verlo jugar
tenis... con lo divertido que le resulta esto a los niños…
Si,
lo había visto jugar tantas veces... pero en ese momento preferí quedarme ahí,
simplemente dentro del auto, en la noche... esperando a que mi padre termine de
hacer lo suyo, sin salir por nada del mundo...
No
tenía ganas de hacerle frente al mundo.. de ver a grandes complicados, tan inentendibles...
no quería saludar, no quería sentir incomodidad... No tenía ninguna excusa,
ninguna intención de estar afuera…
Se
me insinúa entonces... lo que me generaba el momento.
Un
pequeño estacionamiento de la escuela de tenis... con algunos pocos autos
desparramados... juntos...
me
sentía de alguna manera protegido... con un minúsculo confort abrigándome...
Sin
embargo por otro lado no dejaba de asombrarme por el silencio que pueden
contener ciertos espacios de los lugares...
Particularmente
los espacios más alejados de los mismos…
Todos
prestan atención siempre donde se desarrolla toda la diversión, toda la
interacción... no se ponen a pensar en que es de aquellos lugares solitarios y
vacíos en los momentos donde todos están pendientes de otra cosa...
El
residuo de los ruidos llegando como interrupciones o molestias para el mismísimo
silencio...
Las
voces de risas y discusiones... los esfuerzos por alcanzar a realizar un golpe,
el sonido característico de los pasos
sobre la superficie del polvo de ladrillo o el sonido del contacto de la
pelotita con la raqueta o el pique...
Pero
ahí estaba yo… casi perdido y solo, en el medio de algunos autos que me escondían...
escuchando el silencio...
muy
parecido a que si alguien saliera a la calle de un barrio a altas horas de la
noche... sin más movimiento que las hojas de los árboles... y los murmullos
llegando como ecos de la sociedad... de familias atravesando cualquier clase de
situaciones en sus casas, desde las más tranquilas y cotidianas, hasta las más
drásticas...
Esa
sensación rara me recorría por dentro... la tranquilidad, la expectativa de la
llegada de mi padre. En aquel momento no pensaba en llegar a casa, solo vivía
lo ocurrido como atravesando lo que inevitablemente debía ocurrir, casi obligado
por las circunstancias dadas... Pensando en un quizás… en lo raro de aquellos
autos quietos, cuando minutos después estarían ocupados con sus dueños… y
posiblemente llevando a una familia a una salida de vacaciones.. y sobre todo
reflexionar sobre el silencio…
Observar
detalles generalmente inadvertidos... el olor, el desarrollo de los actos
sensitivos...
Y
una gran soledad... una soledad casi temida... atrapándote en su aire
"vacio"... cambiando el tiempo, tergiversándolo... una soledad que te
decía que no había nadie en el mundo que tenga en cuenta tu plena existencia...
Es
entonces como de a poco recordando ese sentir lo comparo con algunos momentos
actuales donde parezco estar perdido y solo...
si,
era aquello... es igual a esa sensación tan extraña cuando era chico...
Esa
melancolía, esa nostalgia esparciéndose en todas las cosas... y el desconcierto, es lo que me hace darme
cuenta de lo extraño que puede ser estar con uno mismo en diferentes lugares...
Por
más solo que estés, en algunos lugares el aire es ...simplemente.. diferente..
Cuando
somos grandes nos encontramos con aquellos “sitios internos”
Lo
material puede cambiar fuera, los elementos que componen las escenas son
modificados naturalmente... pero interiormente es exactamente el mismo sitio en
el que te sentaste cuando eras pequeño... y te lo dice cada parte que te
conforma...
y
esa mirada perdida.. que no sabes por qué se genera... es por absorber y
recordar casi inconscientemente aquello vivido...
como
si se tratara de un dejavu...
no
sabemos que nos pasa... y posiblemente nunca lo sepamos, pero estábamos
sintiendo eso que nos había hecho recordarnos, siendo eso que nos colocaría en
esas inciertas circunstancias...