lunes, 1 de julio de 2013

Atento al silencio...




Sin darme cuenta estaba recordando momentos vividos que jamás hubiera pensado que tenía grabados, que nunca hubiera creído que se presentarían otra vez, por lo perdido y lo distante... tapado entre tantas cosas...cubierto de polvo.

Se me había vuelto la consciencia de algo… como si me arrojaran a un lago de recuerdos, donde al instante de estar sumergido en el agua me vinieran imágenes fugaces y borrosas. Imágenes casi desprendidas hacia adentro por el impulso de un suspiro.

Y junto a eso me llegaron sentimientos extraños...
Me recuerdo acompañando a mi padre un día en el que tenía que ir a hacer deporte.
Normalmente alguien se bajaría del auto y se sentaría en una banca para verlo jugar tenis... con lo divertido que le resulta esto a los niños…
Si, lo había visto jugar tantas veces... pero en ese momento preferí quedarme ahí, simplemente dentro del auto, en la noche... esperando a que mi padre termine de hacer lo suyo, sin salir por nada del mundo...
No tenía ganas de hacerle frente al mundo.. de ver a grandes complicados, tan inentendibles... no quería saludar, no quería sentir incomodidad... No tenía ninguna excusa, ninguna intención de estar afuera…
Se me insinúa entonces... lo que me generaba el momento.
Un pequeño estacionamiento de la escuela de tenis... con algunos pocos autos desparramados... juntos...
me sentía de alguna manera protegido... con un minúsculo confort abrigándome...
Sin embargo por otro lado no dejaba de asombrarme por el silencio que pueden contener ciertos espacios de los lugares...
Particularmente los espacios más alejados de los mismos…
Todos prestan atención siempre donde se desarrolla toda la diversión, toda la interacción... no se ponen a pensar en que es de aquellos lugares solitarios y vacíos en los momentos donde todos están pendientes de otra cosa...

El residuo de los ruidos llegando como interrupciones o molestias para el mismísimo silencio...
Las voces de risas y discusiones... los esfuerzos por alcanzar a realizar un golpe,  el sonido característico de los pasos sobre la superficie del polvo de ladrillo o el sonido del contacto de la pelotita con la raqueta o el pique...
Pero ahí estaba yo… casi perdido y solo, en el medio de algunos autos que me escondían... escuchando el silencio...
muy parecido a que si alguien saliera a la calle de un barrio a altas horas de la noche... sin más movimiento que las hojas de los árboles... y los murmullos llegando como ecos de la sociedad... de familias atravesando cualquier clase de situaciones en sus casas, desde las más tranquilas y cotidianas, hasta las más drásticas...

Esa sensación rara me recorría por dentro... la tranquilidad, la expectativa de la llegada de mi padre. En aquel momento no pensaba en llegar a casa, solo vivía lo ocurrido como atravesando lo que inevitablemente debía ocurrir, casi obligado por las circunstancias dadas... Pensando en un quizás… en lo raro de aquellos autos quietos, cuando minutos después estarían ocupados con sus dueños… y posiblemente llevando a una familia a una salida de vacaciones.. y sobre todo reflexionar sobre el silencio…

Observar detalles generalmente inadvertidos... el olor, el desarrollo de los actos sensitivos...
Y una gran soledad... una soledad casi temida... atrapándote en su aire "vacio"... cambiando el tiempo, tergiversándolo... una soledad que te decía que no había nadie en el mundo que tenga en cuenta tu plena existencia...

Es entonces como de a poco recordando ese sentir lo comparo con algunos momentos actuales donde parezco estar perdido y solo...
si, era aquello... es igual a esa sensación tan extraña cuando era chico...

Esa melancolía, esa nostalgia esparciéndose en todas las cosas...  y el desconcierto, es lo que me hace darme cuenta de lo extraño que puede ser estar con uno mismo en diferentes lugares...

Por más solo que estés, en algunos lugares el aire es ...simplemente.. diferente..

Cuando somos grandes nos encontramos con aquellos “sitios internos”
Lo material puede cambiar fuera, los elementos que componen las escenas son modificados naturalmente... pero interiormente es exactamente el mismo sitio en el que te sentaste cuando eras pequeño... y te lo dice cada parte que te conforma...

y esa mirada perdida.. que no sabes por qué se genera... es por absorber y recordar casi inconscientemente aquello vivido...
como si se tratara de un dejavu...

no sabemos que nos pasa... y posiblemente nunca lo sepamos, pero estábamos sintiendo eso que nos había hecho recordarnos, siendo eso que nos colocaría en esas inciertas circunstancias...

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