martes, 8 de marzo de 2016

Extraña tranquilidad...



Allí abajo la noche cambia al mundo.
Las sirenas de las ambulancias aparecen para dejar sus sonidos monótonos electrificando las calles y las paredes de los vacíos callejones. 
Quizás algún vagabundo se estremezca del miedo, esperando a ser engullido por la bestia atrapada en el enorme saco donde se recolectaron varias cosas viejas.
Tal vez incluso el más rancio ladrón tenga algo de frío esa noche.
Si se contaran los suspiros largados en alguna ventana elevada, de personas ahuecadas... rememorando... melancólicos, esperando a que se destape otra de aquellas pequeñas aberturas, con cortinas y vidrios reflejando en sus superficies la oscuridad de sus almas.... 
Quizás tal vez ella se disponga a salir de su edificio, dentro de aquella enorme ciudad, y  llegue a una plaza donde el murmullo de las hojas de los arboles le hablen de la oscura tragedia que estaría por ocurrir.

...El viento... si supieras que lo único que aparenta tener movimiento es lo que mece aquel filtrante viento, quizás entendieras mas de lo que se remueve en los corazones.
Lo que amasa las mentes abstractas en los sueños... o de aquella sombra sinuosa que recorre los lugares para observarlos. Que probablemente no ves.

Un policía, abandonado por su esposa e hijos, llegaba a su casa esa noche.
Un borracho dormía al lado de la basura, y aquella joven decidió ir a la terraza a observar por un rato las estrellas y la belleza del cielo profundo.
Si supieras lo que sintió... el contraste de un mundo perdido, y un secreto asombroso detrás de la infinidad.
A veces le daba tanto miedo mirar aquel cielo.
Todo estaba tranquilo, y sus cabellos eran acariciadas por las frías manos del viento.
Todo estaba tranquilo, pero sentía que algo, o alguien corría agitado.
Algo se desesperaba, algo era brutalmente agresivo en esa noche.

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