Venas palpitando con sangre eléctrica. Rio de fluctuaciones donde convergen los nodos en todas direcciones. Llegando a los servidores, nutriendo las sinapsis de los coágulos conglomerados en las inmediaciones, que congelados se repiten en inhibidores.
Se conectan los pines a los puertos que tienen indicaciones, que siguen intenciones y escriben comandos que simulan emociones.
Tentáculos negros devorando ciudades. Cajas negras donde las redes enmarañadas tejen conexiones artificiales sin colores.
Respiraciones de humos y vapores saliendo de las bocas altas y en las rejillas de las cloacas. Suciedad y manchas en las superficies descuidadas.
Bloques como murallas que encierran la libertad y un cielo falso decora el lugar. Un cielo a través de una pantalla negra e inmensa. Que refleja los sentimientos de la voluntad que en él ingresa.
De la que solo algunos traspasan con su mirada, para revelar y señalar las estrellas regaladas, que con su brillo enternecen las almas desaventuradas.
Mucho espacio para su alma pero poco espacio conteniendo la nada, donde se acumula la basura, las estructuras o las personas apretadas en una calle asfixiada, en un trafico colapsado de la que solo se forma caos.
A veces nacen sueños de entre todo el desprecio, a veces una esperanza en forma de voluta de polvo sale desprendida flotando hasta la torre mas alta. Volando entusiasmada. Crecida en la grieta donde su interior se expone en decadencia, mostrando la herida escondida de los rincones que la reflejan.
Cómo puede la belleza nacer de tal resquebrajado cristal descuidado. Donde incluso los pies andantes se lastiman con su peso inanimado. Las calles están manchadas de sangre. Solo que nadie las ve.
A veces me parece que esos hilos negros que palpitan en las tuberías, detrás de las paredes y en las orillas, también tienen vida.
A la noche las sombras se alargan para observarnos como un detective, escondiéndose tras un rincón o un farol. O desde las esquinas de los callejones donde terminan los cruces.
Una flor cae en las aguas turbias de las alcantarillas. Él la vio deslizarse con las lágrimas del cielo marchando desde las veredas.
En el núcleo de las cenizas crece una semilla disfrazada de humanidad.
Ellos la esperan con sus pensamientos evocados desde la distancia, arremolinados sentimientos saliendo de las ventanas.
Pronto vendrá un nuevo entendimiento. Tan solo espera.
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