Corren los sentidos, intentaba alcanzarlos. Al igual que una carrera entre la mano del escritor y el dictado de su mente, para dar con la historia que había esbozado. Entre líneas efímeras y otras eternas, de caracteres conocidos y otros no tanto, mas algunos olvidados.
Pero su mano se tropieza. No puede seguir el dictado que le había encomendado. Y es por eso que se perdía entre letras que nada decían aunque aparentaban tener lógica completa.
Era como un aventurado pensador, acelerando el paso para sobrepasar aquella intrigante idea proyectada, de la que se sentía una desbordante exaltación encontrada, que lo motivaba por una razón escondida, pero que era a su vez tan confusa que dolía. Cuándo fue que nació aquella medida de intriga? colapsando en una pequeña gota perdida, flotando entre la bruma y las tinieblas que todo lo enredan?.
Si vieras lo extraño que me suponía ver aquel resquicio de gratitud concentrada, aquella tinta incolora que se vertía en el espacio espeso, como si fuera el agua que no se mezcla con el aceite en un frasco de experimentos donde se intenta una solución o una poción.
Una excentricidad suave, tanto era así que simulaba el fluir de un liquido vertido en una nave sin gravedad. Se desparramaba en su concepto para volver en espirales como si supusiera una entidad expuesta a la física, dando el resultado de su propio ritmo turbulento. Generando que no se esparciera de mas por sus propios repliegues. Y es por eso que tenía un desdoblamiento y movimiento hipnótico.
Tal vez era una verdad escondida moviéndose a toda prisa por haberla observado. Una verdad que se aleja con sus pasos descuidados, que resuenan como ecos cada vez mas lejanos.
No importa que tan rápido sean mis pensamientos o de que tan rápido se muevan mis dedos. Siento que estoy perdiendo en el ritmo de la consciencia, siento que no podre siquiera rozarlo. Y que el cansancio irá aumentando.
Algo raro crece aquí a mi lado, cuando siento que esa energía por seguirla se detiene de súbito esperando una cosa indeterminada, mientras el cursor titila, y titila y titila... e intento controlar la agitación en el silencio desesperado.
El silencio es el grito mudo de aquel espanto. Es cuando la realidad te come las palabras antes de decirlas. El caos precipitado del balbuceo que jamás forma ninguna idea para convertirse en letras dictadas a voz alta por tu consciencia. En cambio solo queda la nada misma en donde queda y termina tu mirada
"Tiene miedo" murmuran las ramas de afuera. Y probablemente tengan algo de certeza.
Nuevas estrellas titilan en el nuevo mundo. Se acomodan como si les perteneciera. Creen que no lo sé. Pero ahora sé. El mundo es falso.
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