domingo, 8 de marzo de 2015

Aparición...


No podría culparse. El intento había quedado trabado en el proceso de ejecución como una máquina defectuosa. La demanda había sido establecida por los acontecimientos, y en respuesta su cerebro se dispuso a empezar una serie de funciones sujetas al análisis. 
Pero... quién podría explicar esa noche. Simplemente sentía algo extraño que desencajaba, y él había intentado dilucidar que era lo que lo alteraba tanto.

El colapso y total fracaso de su mente al intentar sostener tal desconcierto hicieron frenar su paso... los ojos aun se perdían en el pozo que había cavado su mirada.
La ciudad dormitaba con el latido de los sonidos nocturnos... también de los rincones donde se escuchan los susurros, presagios espantosos venidos de las alcantarillas o algún recoveco en la pared. Para muchos una noche cualquiera.

La luz de la luna decoraba sin embargo la escena de un particular misterio, mientras las horas eran contadas por el silencio. algunos, creería él, establecerían un punto de referencia en el caer de las hojas muertas por el otoño con ese "paso del tiempo."
Contaban que el tiempo era solo un conductor entre eventos mostrados únicamente por cambios de estado, y era en ese baile descendente de las hojas de aquel hermoso árbol tapado por la oscuridad que se podría vislumbrar el paso del tiempo resultando en un cambio, había en ese aspecto algo parecido a una herida en la energía que volvía al tiempo inestable. Tal vez si nada parecía ocurrir él sentiría permanecer en lo eterno. 

Una bocina de auto estrepitoso y una sirena lejana lo sacaron de su ensueño. Le parecía como si esas nociones extrañas que se le presentaban simplemente fueran invisibles para el mundo. Como un eco extraño que llega ahí porque no tiene a otro lugar donde ir.
Su paso era lento junto al muro de ladrillos por donde muchas personas preferirían evitar. El humo salia de su boca como un tren dejando una estela en su marcha.
Antes de entrar a la boca del subte, se freno mirando aquel tacho de basura abierto.
Algo dentro escarbaba la basura, se podía oír el ruido de la desesperación por encontrar algo entre la podredumbre, aunque no movía ni un poco el contenedor. Posteriormente unas cortinas se cerraron en alguna ventana de aquellos edificios. Fue un movimiento brusco pero lo adjudicó al susto de algún vecino sugestionado por la inseguridad. Luego de tapar el vidrio una luz se apago dentro con la velocidad de un rayo. 
Mas tarde escuchó... la melodía discordante de un llamador de ángeles. El viento alborotó sus cabellos.

Él aferró una de las tiras de su mochila e ingreso al subte.
Puso la moneda que escucho caer pesada en la máquina y paso a través de la entrada giratoria. 
Los segundos al fin parecieron hacerse espesos hasta aparecer, se hacían largo mientras esperaba la llegada del gusano metálico. Para colmo estaba solo, y comenzó a sentirse nervioso y paranoico.
Su mirada viajo profundo por ese circulo de oscuridad por donde vendría el transporte. 
Al fin, se detuvo frente a el y abrió sus puertas, no sin antes avisarle de su llegada con el ruido parecido al grito agudo de una mujer de los frenos activándose y rozando contra el riel. No sabía porque siempre adjudicaba el sonido de los frenos, del deslice por los rieles, a ese hecho particular.
Una vez dentro encontró muy pocas personas. Al menos le sirvió para tranquilizarse.
El juego de luz y sombra era impresionante en aquel espacio. Se iban alternando la luz y la oscuridad al pasar por una serie de lamparas ubicadas específicamente cada tantos metros.

No supo si se introdujo demasiado en sus pensamientos, el hecho es que cuando regreso en si justo cuando se producía el cambio de sombras a luz, noto que las dos personas que lo acompañaban en su bagon habían desaparecido, o para ser menos dramáticos, simplemente ya no estaban.
Supo por intuición que estaba llegando a destino, pero antes de levantarse noto una sombra humanoide que se acercaba. Aunque miraba el piso, lo distinguió inequívoco. Por alguna razón no quiso sacar la mirada en las cercanías de sus pies. No se movió ni un centímetro.
Su visión comenzó a desenfocarse junto con la cercanía de aquella persona.
Entonces lo vio, gracias a la visión periférica o quizás con una vista diferente. Como si de repente su rango de visión abarcara otras perspectivas. El desenfoque solo pudo mostrarle a alguien allí a un paso clavandole los ojos ocultos en la oscuridad. Distinguió también una sonrisa burlona enorme. Era pálido? ese era su pelo? que ropa llevaba? era alto?Luego algo pareció cambiar en él mismo, y su interior se lleno de seguridad. Como si hubiera entendido algún mensaje de aquello que lo había visitado. No pudo evitar una mueca divertida en sus labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario