domingo, 12 de marzo de 2017

Centro...



De alguna manera me sentía al borde.
Una situación en la cual uno se encuentra solo, aguardando a una respuesta que tendría que venir supuestamente de uno mismo, en algún determinado momento.
Era difícil.
Miraba a los lados en esa noche desconcertado, asustado, sorprendido, como intentando descubrir la mirada intrusa.
Porque en algún lado de mi mente se presentaba un ojo inmenso puesto en el espacio de arriba, infinito. Tal vez de forma figurada. Tenía esa clase de fantasía o imaginación.
Mi sistema me alertaba de una bestia, completamente desconocida y colosal. Una amenaza.
Era el motivo de porque aquellas estrellas se sentían tan extrañas aquel día.
Y mientras el viento era la única compañía en la cual la soledad se intensificaba no podía evitar apreciar también otros detalles.
Sentía que el tiempo no existía. Me llamo la atención el movimiento del pasto verde, algo crecido junto con el mecer de las ramas. En el silencio existencial otros detalles entran en notoriedad.
Quizás prefería quedarme en ese punto muerto, en ese limbo antes que volver a elegir.
Para morir definitivamente allí. Acaso no era también arriesgarse? acaso no era también difícil?
Sabia que no podía permitirme matenerme allí... pero abriendo mi pecho a la inmensidad supe que en ese preciso momento no me salia nada más que eso, mantenerme sentado, allí.
El mundo comenzó a mezclarse mas y mas con aquellos momentos donde prefería estar en las fantasías e imaginaciones.
Los sueños volvieron a encontrarlo, para su sorpresa, con aquella persona perdida.
La frialdad mas tarde comenzó a ser tan lastimera y dañante que lo afecto al punto de torcer su locura.
Era cuando caía de bruces al suelo. Y sus rodillas sentían la textura amarga de la peor derrota.
Se enfrentaba a él mismo?
Su circuito era una enredadera. Cables por todos lados...

Fue cuando entendió que la escritura no lo ayudaría más que en algunas circunstancias.
Quizás escuchar música sea una mejor opción.
Desde la armonía o el desorden, la composición de una nota seguida de otra, se encontraba con sonidos de relleno. Pequeños puntos de calidez.
La anestesia para la agonía.

Habia aprendido mal. Pero no podía destruirse. Al menos en esos instantes.
Sus modelos seguían la figura de un laberinto amurallado. Un error en si mismo. Habia creado su falta de escape, su prisión.
Quizás... su idea se había transformado algo así como en una estructura disipativa. Cambiando a medida que corre el tiempo (aveces inexistente- ¿Que es verdaderamente el tiempo?) para nunca encontrar el origen, la linea de base. Pero por ahí debía estar encriptado, codificado.. la idea principal por el cual existía (la idea).
El sistema tendía a autorregularse, protegerse, conservarse y acobijarse de una forma anormal, completamente extraña.

"Se comprendió que los sistemas complejos son estructuras alejadas del equilibrio y que los sistemas abiertos evitan el equilibrio, mientras que el segundo principio sólo habla de sistemas aislados y en equilibrio. Cuando los sistemas se alejan mucho del equilibrio termodinámico ya no pueden describirse en los términos que se aplican al equilibrio. Los sistemas abandonan el llamado régimen lineal de la termodinámica (en el que sí se aplica el segundo principio) para entrar en el no lineal. Ahora aparecen discontinuidades y las fluctuaciones espontáneas del sistema, antes siempre condenadas a regresar, pueden amplificarse exponencialmente hacia el caos. Pero a partir de allí, en lugar de evolucionar hacía una mayor desintegración, el sistema, atravesando un punto de bifurcación, es arrastrado hacia nuevos e imprevistos estados: las llamadas estructuras disipativas. En ese nuevo estado el sistema se autoorganiza en un nivel superior de alta complejidad (5) (6). Estas ideas se han ensayado para explicar estructuras que van desde el ADN hasta la formación de galaxias. Si antes el orden se degradaba en caos, ahora el caos es productor de orden y el azar pasa a ser un azar creador. Pero, a diferencia del azar que había introducido la mecánica cuántica, este es un azar que escapa a todo cálculo de probabilidades. Cómo calcular la probabilidad de que surja el ADN antes de que surgiera?. Ahora el azar, invirtiendo su signo, es protagonista en la creación. Es el hacedor de las cosas más improbables: una obra de arte, una teoría científica. Deja de ser esa figura neutra acotada por la probabilidad y pasa a estar animado por un genio, malvado en ocasiones, impredecible por la ley determinística de las probabilidades. A diferencia del anterior éste es ya un azar duro, que parece animado por una intención"

"Los sistemas disipativos son aquellos que pueden permanecer lejos del equilibrio y evolucionar. Esta capacidad evolutiva viene dada porque en termodinámica, cuando hay un aumento en el flujo de materia y energía que pasa a través de un sistema disipativo, puede ocurrir que se genere un nuevo estado de inestabilidad de la materia, excitaciones, turbulencias, etc, que provoque una transformación hacia estructuras y estados de gran complejidad.
En resumen, los sistemas disipativos son aquellos que lejos del equilibrio, potencialmente pueden transformarse en estructuras de gran complejidad y evolucionar de forma autoorganizada."

"
La entropía puede interpretarse como una medida de la distribución aleatoria de un sistema. Se dice que un sistema altamente distribuido al azar tiene alta entropía. Puesto que un sistema en una condición improbable tendrá una tendencia natural a reorganizarse a una condición más probable, similar a una distribución al azar, esta reorganización resultará en un aumento de la entropía. La entropía alcanzará un máximo cuando el sistema se acerque al equilibrio, alcanzándose la configuración de mayor probabilidad.
"

"Freud alude a la pulsión de muerte (o pulsiones de muerte) como la tendencia inherente a toda vida orgánica que se evidencia en actos encaminados a la búsqueda de un estado anterior a la vida. En la definición de Laplanche y Pontalis:

Dentro de la última teoría freudiana de las pulsiones, designan una categoría fundamental de pulsiones que se contraponen a las pulsiones de vida y que tienden a la reducción completa de las tensiones, es decir, a devolver al ser vivo al estado inorgánico. Las pulsiones de muerte se dirigen primeramente hacia el interior y tienden a la autodestrucción; secundariamente se dirigirían hacia el exterior, manifestándose entonces en forma de pulsión agresiva o destructiva.4
Esta pulsión de muerte, definida por Sigmund Freud como una orientación a "restablecer un estado anterior" a la vida, aparece por primera vez mencionada en Jenseits des Lustprinzips (Más allá del principio de placer) (1920).5

Freud comienza su escrito analizando la experiencia del trauma psicológico y eventos traumáticos, particularmente el trauma experimentado por los soldados al volver de la Primera Guerra Mundial, pero el aporte más notable de Freud al respecto no es este relato, sino el descubrimiento de una regularidad curiosa en las experiencias desagradables: los sujetos tienden a querer repetirlas o recrearlas. Esto parecía violar el "principio del placer", impulso por el cual un individuo minimiza su displacer. Freud encontró esta repetición de eventos desagradables incluso en las circunstancias más ordinarias, como en ciertos juegos de niños (como en aquel donde un adulto se esconde de un bebé para luego volver a aparecer, recreando luego su propia desaparición).

Tras elaborar teorías acerca de las diversas causas de tal situación (sobre todo la idea de repetir eventos traumáticos para querer llegar a dominarlos tras algún tiempo), Freud consideró la existencia de una pulsión de muerte que balanceaba la tendencia de los organismos a hacer únicamente lo que les resultaba placentero. Los organismos, de acuerdo a esta idea, sentían el impulso de volver a su estado inanimado y pre-orgánico, pero querían consumar tal objetivo cada uno a su manera.

La pulsión de muerte a menudo se compara con Tánatos en el pensamiento postfreudiano, pero este término no se fundamenta en la obra de Freud"

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