martes, 24 de abril de 2012

El burlón de la ciudad del mundo extraño...


El burlón de la ciudad del mundo extraño



Es difícil explicar la sensación de cuando se cae en un mundo nuevo.
Donde las leyes de la física y la ciencia no existen, porque lo natural se acabo de desfigurar en tu cara, aquella vez cuando viste un monstruo real capaz de retorcer las sensaciones más profundas que controlaban tu cuerpo...


Y fue cuando supiste que algo no estaba funcionando bien en la realidad, una nueva dimensión aterrizaba. Se perdía la lógica. Se desfiguraba y tergiversaba la cordura encontrada. 

Ahí es donde se encuentra el punto de partida en el cual se desvanece la "ubicación de la existencia". Comienzas a ser "NADA".

“Desde cuándo los monstruos existen?”

Lo real ahora es la mentira, la desesperación de no encontrar un orden, la desesperación de que no hay lugar para creernos nada.   


Es difícil explicar un mundo donde la inseguridad se mete y se anida en tu pecho al no comprender nada;

Fuimos hechos para entender de cierta manera estructurada.. no es cierto?

No creerías lo que puedes encontrar cuando sos forzado a conectar ciertos engranajes particulares de tu cabeza, a relacionar, fantasía con miedo, felicidad con maldad, terror con esperanza..

se abre el abismo donde uno comienza a caer mientras la red neuronal aumenta.

La revelación es avasallante en ese instante y te toma desprevenido. Con cosas nuevas, vienen otras nuevas.


La forma predeterminada de entender, la forma corriente, queda incapacitada y cuando nos acercamos a lo oculto nos viene aquel verdadero miedo que no deja lugar a ninguna excitación.

Nada es lo mismo..

Debía cambiar... pues lo que soy no está preparado para vivir en ese tormento de abstracciones, con monstruos caminando por los alrededores.

Intentaba mantenerme firme, acorde a las circunstancias,
intentaba hacer que no se vaya toda la calma...

pero cada vez que algo sucedía en aquel extraño lugar... yo estaba a punto de dejar irse toda mi fortaleza..
y empezar a correr...


Contener los impulsos deja tu cuerpo tensado,
Como cuando esperas cualquier mínima señal,
como cuando te parece que te sigue una persona detrás y pretende robarte...
Uno se preocupa, pero tal vez aquel no quiera hacerte nada..
La paranoia sin embargo sigue, y estas atento a sus pasos..
Un movimiento extraño o brusco y estarías listo para salir huyendo..

Así me sentía... con las sombras mirándome escondidas en las paredes de los callejones, asomándose... con la impresión de que desde lo abstracto podía nacer aquello que llamamos magia, hacer aparecer lo que rompe con las ideas de lo "posible" e "imposible", dejando lo real en un nuevo estado,

” la realidad tomando una nueva dimensión del espacio”,
complementando a su forma final  la irrealidad como consecuencia.

Allí algo se salía del plan, las leyes eran quebrantadas para formar una bestia grotesca, el verdadero terror, la pesadilla encajando con el "plano real de la vida", desembocando en el nuevo gran problema.


Debía estar atento y reaccionar justo.

---


El lugar no me gustaba para nada, no traía ningun buen augürio. Y yo debía de alguna manera hacer de cuenta que pertenecía allí.. No sé por qué yo sabía eso,
saber que debía hacerles creer  a ellos que pertenecía allí, pero lo sabía.
Algunos de aquellos monstruos que encontraba de vez en cuando por el camino, me miraban más de la cuenta. Parecía que olfateaban el miedo o que veían en mis ojos que algo extraño guardaba.
Pero no podían aun intuir completamente que yo no era de ese lugar, más bien entendían que no era de confiar.

Así que caminaba con el corazón en la boca, pero sin reflejarlo. Aunque el tiempo allí me demostraba que esa mentira en mi cara no la podría sostener por mucho más. No sabría lo que sería de mí, si es que se darían cuenta de mi falta de pertenencia.




Así que de esta manera empezaba la historia. Estaba en un lugar desconocido y debía salir de allí. Los desconocidos que me cruzaban en algunos casos aislados, eran monstruos que debía hacerles creer que yo era uno de los "entendidos en el tema" porque algo extraño "vivía" y "se sabía" en aquella ciudad, debía hacerles creer que aquel era mi lugar también y que no estaba en problemas por visitar aquella morada prohibida. Como de una infiltración se tratrase.

El momento lo pasaba muy mal, como si en ningún momento yo pudiera estar tranquilo.

Cada vez que una silueta se formaba al final del camino, sabía que debía prepararme y rezar para poder llegar a mantenerme vivo por un momento más, ya que uno de ELLOS se acercaba.


Ellos eran de estaturas variadas, pero de muy similar aspecto. Humanos...
humanos???, desprovistos de ropa, con cinturones o tiras de cuero marrones bien ajustados que dañaban la carne, utilizados en algunas de las partes del cuerpo.

En sus brazos, en sus piernas, en su cara, y sus zonas íntimas. Algunos tenían los ojos cubiertos por dichos cinturones, pero lo más terrorífico era su aspecto delgado y sus cabezas más grandes que las habituales, con una protuberante nariz sobresaliendo en la mitad de su cara que terminaban en punta. Y una sonrisa burlona, hecha por algún loco científico experimentando con cuerpos.

Se sujetaba toda la piel de su cara de alguna manera en algún lugar detrás, en la nuca, estirándola repulsivamente marcando mas esa carcajada maligna.

Esas cabezas no se entendía muy bien como se correspondía con esos cuerpos, si bien el cambio no era extremadamente exagerado en cuanto a escala, era imposible ser sostenidas por esos cuellos flacos.


En cierto momento, cuando había avanzado bastante por aquel camino y cruzado varios monstruos... uno de ellos me miro con aquella forma característica. Yo me escondí de nuevo tras mi propio rostro y creé una barrera inescrutable. Mire directo a sus ojos para demostrar otra vez, que yo "pertenecía al lugar".

Pero me encontré con que no tenía ojos, sus parpados fueron desprolijamente cerrados con una grapadora, se podía ver la oscuridad del vacío por alguna de las pequeñas ranuras que quedaban. Me asuste aun más que al ver a los otros, de hecho me asuste como nunca antes en mi vida.

El se dio cuenta, lo supe, y salí a correr.
Nunca mire hacia atrás... no hasta estar seguro que lo había perdido.

Estaba cansado, el sufrimiento me desesperaba, mis pasos se hacían torpes y tropecé.

Caído mire al rededor, pero parecía que no me seguían. Un minuto que se trasformó en tres, termino de pasar, mientras yo me recuperaba aun caído.
Escuche un ruido, mi corazón dio un vuelco inesperado. Mire de donde provenía y él, él estaba allí...
"Todo termino", pensé.
Pero no se movía...

Solo se quedaba parado como un jorobado con sus brazos caídos pesadamente al costado del cuerpo... y la locura comenzo a desequilibrarme, con llantos y quejidos, porque aquel rostro repulsivo y sonriente, como un payaso de circo, me dañaba. Con un dolor que se incrustaba en mi alma... la aflicción del cuerpo pasaba desapercibido en aquel momento.
Por qué me miraba tan quieto? acaso se estaba burlando? a caso sabía que estaba tan perdido que no era necesario hacerme nada? Odiaba a aquella cosa que simplemente no hacía nada. Solo observaba con una sonrisa forzada.
Él...
Esa cosa... levanto su mano e hizo un gesto como llamándome, miraba detrás del camino como si supiera que alguien o algo iba a venir. Tal vez alguno de los suyos?. Entonces siempre con esa maldita sonrisa me invitaba mas insistentemente que fuera.

Me estaba levantando, y caminando con mis doloridas piernas hacia él. Estaba completamente cansado, no podía razonar bien, pero los últimos intentos de reflexión lógica estuvieron allí, cuando me acercaba de a poco a su ubicación.

Qué estoy haciendo? por qué estoy yendo con él? por qué estoy confiando? acaso porque es más fácil dejarse perder? acaso porque ya estoy rendido y soy un caso sin más sentido? Por qué no me alejaba corriendo? acercarme era lo único que podía hacer?


Me guiaba por un estrecho callejón.. lleno de basura y papeles. Yo me mantenía cerca. Escuchaba un sonido proveniente de su boca. Era obvio que con la cara tan tensada no pueda ni hablar, solo hacia quejidos inentendibles...

Llegamos a un alambrado. Con su mano desnuda lo aferró y tironeó. Veía como se lastimaba pero finalmente lograba su objetivo. A veces se ayudaba con sus uñas rotas y mugrientas, que eran bastante filosas.

El trabajo estaba hecho. Un agujero pequeño estaba abierto desprolijamente, pero suficiente para escaparme.


Antes de salir por el, mire al monstruo, de nuevo a su cara "feliz". Vi su carcajada burlona eterna, con aquella boca abierta en todo momento, sus dientes y su lengua también estaban descubiertos. Vi que de su lagrimal una gota caía y un vacio infernal se instalo en mi cuerpo para agrandarse desde dentro.. yo no era capaz de contenerlo. Como si de repente todo no valiera la pena, como si todo se vaciara de significado. No entendía absolutamente nada... ni siquiera por qué él me había ayudado.

Me fuí apesadumbrado, virando mi cara para ver si aun estaba allí, y si lo estaba.

No me dejaba de ver alejándome, quieto allí, tan miserable como yo. Hasta que estuve lo suficientemente lejos para dejar de percibirlo a lo lejos, detrás del alambrado.






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