No lo había notado hasta que el pensamiento se levanto claro y alto en su mente.
Él… él se despertaba IGUAL cada día...
...Cuando abría sus ojos… no tenía nada delante… por lo que luchar verdaderamente, no tenía la emoción, ni las ganas, no tenía ninguna razón por la que moverse aquel día.
Sus ojos solo se abrían asustados y veían dolorosamente la vida, como una tormenta explotaba en rugidos y rayos lumínicos desesperados, como comenzaba a esparcirse agresivamente contaminándolo todo. No quería comenzar una agotadora travesía… por la pelea de subsistir frente a aquellas despiadadas adversidades.
Sus ojos solo se abrían asustados y veían dolorosamente la vida, como una tormenta explotaba en rugidos y rayos lumínicos desesperados, como comenzaba a esparcirse agresivamente contaminándolo todo. No quería comenzar una agotadora travesía… por la pelea de subsistir frente a aquellas despiadadas adversidades.
Eso de levantarse tarde comenzó a ser un maldito hábito, que le decía que no servía para nada. Ni siquiera había dado sus primeros pasos y ya estaba cansado...
de ellos, de él, de ella, de los sentimientos, de eso, de aquello y de lo otro. Estaba cansado y arto de sentirse una porquería, una basura completamente prescindible.
Le dolía la existencia, su existencia... le dolía su ser, necesitaba ser otro...
Solo pensar en lo tanto que debía atravesar lo doblegaba sin siquiera haber empezado. Pero lo que menos entendía era aquello que se mantenía presente aun cuando todo era degenerativo y triste. Le daba entonces la sensación de que había una parte faltante... en la que aun debía participar...
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