Tenia que irse a dormir, pero él no quería.
Debía averiguar la manera de terminar mejor con su día.
Era cuando las cuestiones personales volvían, el pensar tanto traía velozmente a su camino aquella maraña de problemas tal si fueran buitres queriendo su parte de la cena.
La única solución posible parecía imaginarse de nuevo en su mundo perfecto.
Podía reír entonces y crear situaciones cálidas capaces de despertar su amabilidad e incluso su mas absoluta felicidad.
En otras situaciones las cosas se ponían difícil y él podía ser un héroe.
Cuando una búsqueda termina, empieza otra.
Veremos que harás ahora. Estoy impaciente de comprobarlo.
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